Actualmente la administración rutinaria de un enema de limpieza y el rasurado sistemático del vello perineal, al comenzar el trabajo de parto, han dejado de tener sentido. Fueron dos normas generales que se practicaron preventivamente durante muchos años y ahora sólo deben aplicarse selectivamente.
El enema se aplicaba de forma sistemática porque se suponía que evitar una posible salida de heces durante el expulsivo reducía la incidencia de infecciones neonatales y puerperales. Se pensaba también que su administración podía estimular las contracciones, acortando la duración del parto. Pero los estudios sobre qué acontecía al respecto, con y sin enema previo, concluyeron que no había diferencias significativas, ni en lo uno, ni en lo otro, y que la evidencia científica disponible era insuficiente para recomendar el uso rutinario de un enema en todos los partos.
¿Aplicar un enema antes del parto?
Hoy, la actitud correcta es dar una buena información a la embarazada, para que sea ella la que decida si desea que se lo apliquen o no, salvo casos concretos en los que es recomendable administrarlo. Muchas mujeres prefieren ponérselo por cuestiones de pudor, pues piensan que se sentirían muy incómodas si expulsaran heces con los pujos. Pero la cuestión principal es valorar cada caso y tener en cuenta que un enema es un medicamento y, como tal, no es totalmente inocuo. Además de los efectos incómodos más comunes de irritación rectal, escozor, picor o dolor locales, puede ocasionar otros efectos adversos, muy poco frecuentes pero de mayor gravedad.
Si tus hábitos de evacuación son regulares es muy probable que no lo necesites. Aunque tu recto no estuviera totalmente limpio y la presión de la cabeza de tu bebé ocasionara la salida de contenido fecal sólido durante el expulsivo, no representa problema alguno de tipo sanitario para ninguno de los dos. Pero si crees que te sentirás mejor adoptando previamente esta medida higiénica comunícalo al personal que te atiende. Si al explorarte te dicen que tienes muchas heces retenidas –se nota a través de la pared posterior de la vagina al hacer un tacto- es muy recomendable que te lo pongan, pues puede dificultar el encajamiento de la cabeza de tu bebé.
¿Es necesario el rasurado perineal en el parto?
Respecto al rasurado perineal se creía que disminuía el riesgo de infecciones de las heridas producidas por desgarro o episiotomía (incisión quirúrgica del periné). Sin embargo, la evidencia científica resultó de nuevo insuficiente para recomendar su práctica rutinaria. La incidencia de infecciones perineales, con o sin rasurado previo, era similar y, además, las micro erosiones que podría producir el rasurado serían un factor facilitador de infección. Por ello, y por las molestias que ocasiona el nuevo crecimiento del vello, se debe evitar al máximo. Es en el momento final del expulsivo cuando hay que valorar, en relación con la posibilidad de tener que realizar una sutura, si debe hacerse un rasurado selectivo y muy parcial.