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La lactancia es un periodo en el que las madres nos preocupamos porque el bebé obtenga todos los nutrientes necesarios para su correcto crecimiento y desarrollo.

Es importante saber, en este sentido, que la composición de la leche materna no depende de forma directa de lo que la madre coma; es decir que el estado nutricional de la madre no va a influir en la cantidad ni la calidad de la leche. De hecho, si no fuera así, las mujeres que viven en condiciones de desnutrición no podrían amamantar a sus hijos, cosa que hacen durante varios años.

¿Suplementos de hierro durante la lactancia, si o no?

La respuesta es sencilla: no, de forma general. Es cierto que durante la lactancia aumentan ligeramente los requerimientos de hierro, sin embargo no es necesario tomar suplementos si la madre sigue una dieta equilibrada y saludable que le aporte los nutrientes necesarios. En Estados Unidos y Francia, por ejemplo, se suplementa a las mujeres lactantes con 30-60 mg diarios de hierro. Sin embargo, en España sólo se recomienda suplementarse bajo criterio médico, pues el riesgo de anemia parece ser menor. De hecho, los casos en los que podría ser necesario suplementar a la mujer que da el pecho serían:

  • Si existe desnutrición.
  • Si tiene anemia.
  • Si es adolescente.

Por tanto, de forma general, si la madre se alimenta de forma correcta, no se requieren suplementos, pues se pueden alcanzar los niveles necesarios a través de la dieta.

¿Cómo mejorar los niveles de hierro?

Para asegurar un aporte adecuado de hierro en la dieta, es importante cumplir los siguientes puntos:

  • Reducir el consumo de sustancias que dificultan la absorción de hierro en la misma ingesta: lácteos, fosfatos (ácido fítico de los cereales integrales; lecitina de la soja), taninos (café, té, vino tinto), oxalatos (verduras de hoja verde).
  • Aumentar el consumo de sustancias que facilitan la absorción de hierro junto con él: vitamina C (cítricos, pimiento, etc).
  • No tomar suplementos de fibra o alimentos ricos en salvado así como suplementos de calcio, puesto que empeoran su absorción.
  • Remojar, germinar o fermentar las legumbres y los cereales.
  • Evitar el consumo de alimentos superfluos (procesados y ultraprocesados).
  • Mantener una dieta saludable basada en alimentos de origen vegetal: fruta, verdura, hortalizas, cereales integrales, legumbres, semillas y frutos secos.