Maite Egoscozabal, Socióloga del Club de Malasmadres y cofundadora de la Asociación Yo No Renuncio, comparte su reflexión sobre todo lo que llegamos a hacer en esta época del año, cómo afecta a la carga mental y si podríamos hacerlo de otra forma con menos exigencias y expectativas. Descubre cómo adoptar la corresponsabilidad puede convertir las fiestas en momentos auténticos y equitativos.
El desafío de las Navidades
Comprar los regalos a tiempo (aprovechando las ofertas, si puede ser), festivales del colegio con algún que otro disfraz, cenas de empresa, comidas familiares, etc… ¿Te suena? Seguro que este mes te has visto aceptando planes o cumpliendo con mandatos navideños que han llenado tu agenda de postits para no olvidar o te han llevado horas de conversación en los mil grupos de whatsapp que montamos estos días.
Cuando me paro a pensar sobre todo lo que llegamos a hacer en esta época del año, inevitablemente me asaltan preguntas como: ¿estamos disfrutando de la navidad o estamos cumpliendo con todo “lo que toca” sin parar a pensar si podríamos hacerlo de otra forma con menos exigencias y expectativas?
La carga mental de la maternidad perfecta
Y es que la temporada navideña , con sus luces brillantes y fiestas en los hogares, a menudo se percibe como un momento mágico para disfrutar, para compartir con nuestros seres queridos. Sin embargo, detrás de la alegría y celebración, hay mucho trabajo que no se ve y que hacen, sobre todo, las mujeres enfrentándose a una carga mental adicional, con el objetivo (a menudo inconsciente) de que todo salga “perfecto”, como siempre. Según los estudios que hemos hecho en la Asociación Yo No Renuncio, la presión para cumplir con las expectativas culturales durante las fiestas genera sentimiento de culpa y frustración, especialmente si no se alcanza ser “la madre perfecta” que hay detrás de los imaginarios colectivos durante la navidad.
¿Te identificas con el “rol de responsable principal”?
El caso es que, si durante el año somos las mujeres las principales responsables de atender la planificación y organización de las tareas doméstico -familiares- como pensar qué hay que comer o cenar, pensar en los requisitos de la escuela, pensar en las revisiones del pediatra, etc.- durante la navidad, seguimos reproduciendo este rol de “responsable principal” y, por tanto, aumentando nuestra carga mental. Aunque podemos hacerlo con la alegría de compartir en un contexto mágico, como decíamos, lo cierto es que no somos conscientes de la importancia que tiene este trabajo invisible que, lamentablemente, solo se ve cuando no hay nadie quién lo haga.
Con ánimo de reflexionar sobre la carga mental y todo lo que tiene que ocurrir para que la navidad sea mágica, dejo a continuación una serie de tareas para que hagas “check” si en tu familia lo realiza una mujer…
- Pensar sobre los invitados durante los días festivos
- Hacer las invitaciones llamando o escribiendo en los grupos de whatsapp
- Pensar en qué hay que comer, cenar
- Comprar los ingredientes para cocinarlos (¡aunque sea comida preparada!)
- Cocinar las comidas y cenas
- Pensar en los regalos y planificar el presupuesto para cada uno
- Ir a comprar los regalos y envolverlos
- Limpiar la casa para recibir invitados
- Preparar maletas si hay planes de viaje.
- Hacer una lista de elementos esenciales para el viaje.
- Otros, sigue escribiendo las tuyas….
¿Cuántas de estas actividades las hace una mujer en tu familia? Probablemente sea la mayoría de las respuestas, pero ¡ojalá me equivoque! porque quiere decir que las cosas están cambiando.
Hagamos que la Corresponsabilidad brille en Navidad
Y es que para que cambie esta realidad, necesitamos que durante la navidad también brille la palabra “CORRESPONSABILIDAD” que significa repartir las responsabilidades entre todas y todos.
- En primer lugar, debemos reflexionar sobre todo lo que hacemos “porque toca” o por pensar que si no lo hacemos no cumplimos con el “deber” de la navidad: “tienes que decorar la casa”, “tienes que comprar muchos regalos”, “tienes que ir a todas las cenas de amigos/empresa”, etc.
- Y, en segundo lugar (y posiblemente el más importante), es repartir esta carga de trabajo que no se ve. Porque solo así haremos las cosas de otra manera, porque solo así viviremos la navidad con más tranquilidad, pudiendo disfrutar de lo que realmente es importante y no lo superfluo.
Porque la magia de la navidad está en el ser, no en el hacer. Repartir las responsabilidades permitirá vivir la navidad de otra manera, mucho más libre, más justa e igualitaria.
Maite Egoscozabal
Socióloga del Club de Malasmadres y
co-fundadora de la Asociación Yo No Renuncio