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    Todo lo que debes saber sobre las grietas en el pezón

    Actualizado el 25 septiembre 2024
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    Una de las consultas más habituales que nos encontramos relacionada con la lactancia materna son las grietas en el pezón. Es importante que no olvides que con la ayuda adecuada es una dificultad muy fácil de resolver siguiendo estos consejos.

    ¿Qué significa tener grietas en el pezón?

    Muchas madres se alarman al sentir dolor y ver las grietas en el pezón durante el periodo de lactancia. Creen que se trata de un problema grave de salud, pero nada más lejos. Es algo bastante común y no supone ningún problema grave, ni para la madre ni para el bebé.

    Solo significa que la técnica de amamantar, entre otros posibles factores, ha influido en la aparición de grietas, ¡y no hay por qué alarmarse! Sí es cierto que puede resultar muy doloroso frustrante para la madre, e incluso insoportable. A la vez, es necesario pensar en los beneficios que supone para el bebé y para ti, y es importante vaciar el pecho para evitar la mastitis.

    Con los siguientes consejos podrás evitar la aparición de grietas y evitar el dolor que puede suponer.

    ¿Cómo evitar grietas en el pezón?

    Una de las consultas más habituales que nos encontramos relacionada con la lactancia materna son las grietas en el pezón. Es una de las molestias más dolorosas, por eso, junto con la sensación de falta de leche, es la causa más frecuente de abandono de la lactancia materna. Es importante que no olvides que con la ayuda adecuada es una dificultad muy fácil de resolver.

    Las grietas son heridas que se producen en el pezón por una mala técnica en el momento en el que tu bebé está mamando al pecho. Son muy dolorosas. Puede que incluso sangres durante o después de las tomas. Para el bebé no hay ningún problema ya que él saca leche igual, pero para ti puede llegar a ser angustioso.

    La principal causa es una mala posición del bebé al mamar. Si el bebé está bien colocado, es decir, tiene la areola de tu pecho bien introducida en su boca, no te saldrán grietas. Pero si por el contrario tu bebé se introduce solo el pezón en su boca, provocará con el roce de su lengua y sus encías las temibles heridas en el pezón.

    ¿Qué puede favorecer las grietas?

    Además de la postura del bebé, que es lo más importante importante cuando hablamos de grietas, hay una serie de hábitos que favorecen su aparición.

    • Si le ofreces a tu bebé un chupete o un biberón, tendrá que cerrar mucho la boca para que no se le caiga. Cuando le ofrezcas el pecho, hará lo mismo, es decir, succionará del pezón directamente. Por eso, los primeros días y hasta que no esté instaurada la lactancia materna no se recomienda el uso ni de chupetes ni de tetinas.
    • Lavarse el pecho antes de cada toma también favorece la aparición de grietas y que con el lavado eliminamos la protección natural de la piel. Con la ducha diaria es suficiente.
    • Puede que tu bebé esté bien colocado y la posición sea correcta pero el bebé tenga un problema de falta de movilidad de la lengua causada por un frenillo corto.
    • Si tienes las mamas muy llenas y duras será más difícil para tu bebé engancharse bien. Puedes sacarte leche manualmente presionando con los dedos la areola (nunca el pezón) hasta que se ablanden.
    • Intentar destapar la nariz del bebé mientras mama, realizando una pinza con los dedos o poniéndolos en forma de tijera, impide un buen agarre.

    ¿Cómo curar las grietas del pezón?

    Para proteger el pezón de posibles grietas por amamantar, no te olvides de utilizar el Bálsamo Lactancia certificado bio de Mustela. Te aplicas el producto en el pezón tras cada toma, y este protegerá la zona. No necesita aclarado y es totalmente seguro para el bebé. El Bálsamo Lactancia crea un film protector y reparador que calma las molestias y a la vez protege esta zona tan delicada. 

    Si las grietas del pezón están muy irritadas y son dolorosas, es importante seguir una serie de pasos para que la curación sea más rápida y no vayan a más. Es un proceso muy sencillo que comenzará con la limpieza de la zona afectada con agua y jabón neutro, de 3 a 5 veces al día, con cuidado de no dejar tejido o pus si la herida ha empeorado.

    Todos los bebés nacen chatos, para poder mamar sin problemas. Si tu hijo está bien colocado, apenas podrás ver por donde respira, pero alguien que se sitúe a tu lado lo verá con facilidad: por el huequito que queda entre el labio superior y la nariz. Si tu bebé no pudiera respirar se separaría del pecho para hacerlo.

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