Durante los primeros meses de vida, el cerebro del bebé está en pleno desarrollo y es especialmente receptivo a los estímulos del entorno. A través de la estimulación temprana, podemos favorecer su desarrollo sensorial, motor y emocional de forma natural, amorosa y respetuosa.
En esta guía Mustela te explicamos cómo estimular a tu bebé de 0 a 3 meses con ejercicios sencillos, consejos prácticos y errores a evitar.
¿Qué es la estimulación temprana y por qué es importante?
La estimulación temprana es el conjunto de actividades que buscan potenciar las capacidades físicas, cognitivas y afectivas del bebé desde sus primeras semanas de vida.
Estimular no significa forzar, sino acompañar el desarrollo de forma consciente, respetando el ritmo individual de cada bebé.
Los beneficios incluyen una mayor conexión con su entorno, mejor desarrollo neuromotor y un vínculo afectivo más sólido con sus cuidadores.
Áreas que se desarrollan en los primeros meses
Durante los primeros meses de vida de un bebé se van desarrollando diferentes áreas que vamos a ver al detalle.
Estimulación sensorial (tacto, oído, vista)
Durante esta etapa, el bebé comienza a reconocer sonidos, texturas y luces. Puedes hablarle con voz suave, acariciarlo con distintas telas o mostrarle objetos en blanco y negro para activar su atención visual.
El contacto piel con piel es clave para su seguridad emocional y desarrollo sensorial.
Estimulación motora (movimiento, reflejos)
Los reflejos del recién nacido se van integrando poco a poco y se transforman en movimientos voluntarios. Estiramientos suaves, mover sus piernas como en bicicleta o colocarlo boca abajo durante breves instantes puede ayudar a su desarrollo motor.
Estimulación emocional y vinculación
El afecto constante, el contacto visual, las sonrisas y las caricias fortalecen la relación con tu bebé. Esta vinculación afectiva es esencial para su desarrollo emocional.
Además, los masajes son una excelente forma de estimular y reforzar este vínculo. Descubre cómo hacerlo en nuestra guía sobre cómo dar un masaje a tu bebé.
Ejercicios de estimulación para bebés de 0 a 3 meses
El crecimiento del cerebro de tu bebé depende de los estímulos que reciba. Si esos estímulos son los adecuados respecto a la cantidad y calidad, fomentarán un ritmo adecuado en la adquisición de las diferentes funciones cerebrales. Estos son algunos ejercicios de estimulación:
Juegos visuales con contrastes
Durante las primeras semanas, los bebés ven mejor los contrastes en blanco y negro. Puedes mostrarle imágenes o juguetes con estas combinaciones a unos 20-30 cm de distancia. A medida que crece, introduce colores primarios y sonidos suaves.
Caricias, masajes y contacto piel con piel
Las caricias y masajes con productos adecuados para su piel, como el aceite de masaje con aguacate, ayudan a estimular el sistema nervioso y proporcionan seguridad.
Además, el contacto piel con piel genera oxitocina, que favorece el apego y la calma del bebé.
Tiempos de “tummy time” o boca abajo
Colocar al bebé boca abajo unos minutos al día (siempre bajo supervisión) ayuda a fortalecer cuello, brazos y espalda. Empieza con pocos segundos y aumenta progresivamente.
Este ejercicio previene la plagiocefalia y favorece su desarrollo motor. Puedes complementarlo con actividades para estimular a tu bebé.
Consejos para estimular a tu bebé en casa
Si quieres estimular a tu bebé en casa, te dejamos estos consejos:
Ambiente tranquilo y seguro
El entorno debe ser cálido, con luz suave y sin ruidos bruscos. Estimular no significa llenar al bebé de estímulos, sino ofrecerle un espacio sereno donde pueda explorar a su ritmo.
Rutinas simples y repetitivas
Los bebés se sienten seguros cuando hay repetición y previsibilidad. Establece pequeñas rutinas: un baño con nuestro gel de baño suave, un masaje, una canción. Esto le ayuda a anticipar lo que viene y se traduce en bienestar.
Felicítale después de cada ejercicio, independientemente de si lo ha logrado o no.
Errores comunes en la estimulación
Estos son algunos errores muy comunes en la estimulación de un bebé:
Sobreestimulación o falta de atención
Demasiados estímulos pueden agotar al bebé y generarle ansiedad. Observa sus señales: si bosteza, se gira o llora, es momento de parar. Por otro lado, pasar mucho tiempo sin interacción también puede limitar su desarrollo. Encuentra el equilibrio.
Forzar movimientos prematuros
No intentes adelantar etapas como sentarlo antes de tiempo o colocarlo en posiciones que no puede sostener por sí mismo. Cada bebé tiene su ritmo y la estimulación debe ser siempre respetuosa.
No respetar las horas de sueño o hambre
Respetar los momentos de sueño y hambre es vital durante la estimulación temprana. En caso de no respetarlo, la estimulación deja de ser placentera y se convierte en algo estresante para tu bebé. En lugar de ayudar a su desarrollo, puede generar irritabilidad.
Preguntas frecuentes sobre estimulación temprana
¿A qué edad se empieza a estimular a un bebé?
Desde el nacimiento de tu bebé hasta los seis años de vida, pero se recomienda realizar las actividades a partir de los 45 días de vida. Las primeras formas de estimulación son el contacto físico, las caricias y la voz de sus padres. Incluso antes del primer mes ya puedes incorporar pequeñas actividades adaptadas.
¿Necesito juguetes especiales?
No es necesario. Tu voz, tus manos, una canción o una tela suave pueden ser más estimulantes que cualquier juguete. Eso sí, si usas materiales, asegúrate de que sean seguros y adecuados a su edad.
¿Cuánto tiempo al día es recomendable?
Basta con varios momentos breves al día: unos minutos de masaje, otros de juego visual o de “tummy time”. Lo importante es la calidad del momento y la conexión emocional, más que la duración.
Recuerda: No se trata de una obligación, sino de integrar estas actividades a su juego diario. Cada bebé es diferente y único, con su propio ritmo de desarrollo. Todos nacen con un gran potencial que puedes aprovechar para estimularle mientras disfrutáis de un buen rato juntos.
¿Por qué estimular a tu bebé?
La repetición de los ejercicios refuerza las áreas neuronales de tu bebé, lo que le permite ir adquiriendo nuevos conocimientos.
Además, los ejercicios le ayudarán a desarrollar su psicomotricidad, sus habilidades cognitivas y del lenguaje, su independencia y autonomía, así como aspectos emocionales y sociales.