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Dar un masaje a tu bebé no es una cuestión de técnica, sino de sensaciones y de conexión con él. No es necesario leer un manual de 50 páginas, la idea es desarrollar una verdadera comunicación con él poco a poco. Sin embargo, algunos consejos básicos pueden ayudarte a empezar. A continuación te explicamos todo lo que necesitas saber, ¡después todo depende de ti!

Este artículo se ha escrito en colaboración con Bénédicte Thiriez, enfermera puericultora y escritora.

Para empezar, asegúrate de que no te moleste nadie y de que tienes todo lo necesario para disfrutar plenamente de este momento, como tus productos especiales para el masaje del bebé.

En primer lugar, VOSOTROS, los padres, sois los ÚNICOS privilegiados de esta sesión de masaje ;-). Los familiares o los profesionales también pueden hacer estos pequeños masajes, pero siempre deben daros la prioridad a vosotros.

1. Encuentra el momento adecuado para el masaje

  • Para tu bebé: el momento adecuado debe ser fuera de las comidas, cuando se despierte (tranquilamente) de la siesta, por ejemplo.
  • Para ti: asegúrate de estar totalmente disponible para tu pequeño. Es muy importante que te tomes el tiempo necesario y disfrutes plenamente de este momento juntos, tanto si estáis los dos solos como si también está tu pareja y sois los tres. Así que deja el móvil a un lado (en modo silencio: tu suegra puede esperar...) y regálate un momento maravilloso de relajación compartida.

2. Elige el lugar adecuado y prepara un rinconcito acogedor

El lugar dedicado a este momento de masaje debe ser un sitio cómodo y alejado de estímulos sensoriales para tu bebé. Aquí tienes la lista de lo que debes tener en cuenta:

  • Luz suave y tenue, más bien indirecta para no deslumbrarle,
  • Un ambiente tranquilo y reconfortante: música suave que le guste escuchar, una y otra vez (como una rutina),
  • Una temperatura de entre 21 °C y 23 °C para que el bebé pueda estar completamente desnudo ;-)
  • Por último, si tienes tendencia a tener las manos frías, caliéntalas bajo un chorro de agua caliente antes de ponerlas sobre su piel.

Y en cuanto a cómo te instales, no importa mientras estés a gusto:

  • En el suelo: con el bebé sobre un cambiador o una toalla suave y gruesa, por ejemplo,
  • En el cambiador: a la altura adecuada y sin forzar la espalda,
  • En la cama: también es una buena opción, para aprovechar la suavidad y el espacio del colchón.

En resumen: todo lo que necesitas es una posición cómoda y segura para ti y para tu bebé ;-)

Una madre hace un masaje en los pies de su bebé

3. Duración del masaje

Puedes aumentar poco a poco la duración del masaje: de 2 a 5 minutos al principio (a veces menos) hasta 15 o 20 minutos. Observa atentamente las reacciones de tu bebé para poner fin al masaje antes de tiempo si empieza a llorar, lloriquear, retorcerse, apartar las manos, impacientarse, moverse inquieto, bostezar, dormirse o si pierdes el contacto visual. En cualquier caso, DETENTE si tu pequeño ya no está receptivo, para asegurarte de que respetas sus necesidades. No olvides que es él quien decide si acepta el masaje. Si lo haces así, verá que se le escucha y se le comprende.
Cuando termines el masaje de tu bebé, vístelo con delicadeza y explícale que ese momento ha terminado.

¡Ya está por hoy! Lo único que tienes que hacer es dejarte llevar y conectar con tu hijo para forjar poco a poco esta relación mágica. Y un buen día, quién sabe, puede que sea él quien te dé el masaje ;-) ¡Así son las cosas en Japón!