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Ya sea verano o invierno, nuestra piel es sensible a los cambios de temperaturas y necesita nutrición y protección con una rutina adecuada para cada estación. ¿Quieres consejos para tener una piel bonita en verano? Así puedes conseguirla.

¿Por qué es importante cuidar tu piel y mantenerte hidratada en verano?

La piel seca puede deberse a varios factores: deshidratación de la piel (falta de agua) o una alteración/disminución de la capa lipídica protectora que protege nuestra piel, debido al estrés, el cansancio, los cosméticos demasiado agresivos, el tabaco... Los factores ambientales como la luz UV también influyen en nuestra piel. Normalmente, la piel bronceada suele ser más gruesa que la piel sin broncear. En todos estos casos, tu piel tendrá un aspecto más seco (con una superficie más rugosa) y también puede parecer más tirante. El aire acondicionado, el viento, bañarse en el mar o en piscinas también puede afectar directamente a nuestra piel. Por no mencionar la ducha: nos duchamos con más frecuencia con agua caliente y no utilizamos necesariamente un limpiador suave, lo que también contribuye a la sequedad de la piel. Con el aumento de las temperaturas en verano, tu piel está sometida a estrés y se calienta, por lo que el agua se evapora más rápido para mantener una temperatura corporal constante. Por ese motivo es vital que bebas más agua en verano, para conservar una piel sana, suave y radiante. Si quieres saber la cantidad mínima de agua recomendada que debes beber a diario (en ml), puedes hacerlo así:

  • Resta 20 kg a tu peso
  • Multiplica el resultado por 15
  • Añade 1500

Por ejemplo, una mujer de 65 kg debe beber la siguiente cantidad de agua diaria:

65 - 20 = 45 x 15 = 675 + 1500 = 2175 ml

Esta mujer necesitará beber 2,2 litros de agua al día, de los cuales, aproximadamente uno de ellos provendrá de los alimentos. Por lo tanto, necesitará beber, al menos, 1,2 litros al día.

Esta cantidad de agua necesaria puede ser superior en algunas situaciones. La actividad física, por ejemplo, provoca una sudoración abundante, lo que, a su vez, aumenta la necesidad de agua. En este caso, necesitarás beber, al menos, medio litro de agua adicional al día. Lo mismo se aplica a las mujeres embarazadas o lactantes.

¿Cómo cuidar el rostro y el cuerpo del calor? 

Ten en cuenta dos criterios clave para hacer tu vida más sencilla en verano: En primer lugar, elige una textura cremosa (que penetra fácilmente cuando se calienta) y elige un producto que repare las zonas de piel seca de tu rostro y cuerpo. Una que sea práctica, fácil de llevar y adecuada para toda la familia.

El Bálsamo Universal con 3 Extractos de Aguacate de Mustela, es un producto multifuncional para el cuidado de la piel que te facilita tu día a día durante las vacaciones. Su fórmula especial protege la barrera de la piel (limitando la evaporación de agua), al tiempo que repara e hidrata tu piel (sin dejar una película grasa).

Es más, también es adecuada para las zonas de piel seca de tu rostro y cuerpo, y es apta para todos los miembros de tu familia, incluidos los bebés recién salidos de neonatología.

Modo de empleo: aplica el bálsamo después de tomar el sol o del afeitado para calmar tu piel, o en tus pies para lucirlos con tus sandalias, o en el pelo de tus hijos (o en el tuyo) para alisar esos encrespamientos o reparar tus puntas secas (algo muy necesario después de los daños causados por el sol, el cloro y la sal). También puedes nutrir tus labios con él, de forma natural, o aplicarlo antes de tu pintalabios para esas salidas nocturnas estivales. Aquí tienes otro consejo para el verano: mantén tu bálsamo en la nevera para lograr un efecto hidratante con efecto frío en tus piernas.

 

Es bueno saber que...

Mustela utiliza todo el aguacate (piel, semilla y pulpa) para extraer sus azúcares, aceite y polifenoles (moléculas orgánicas que actúan como antioxidantes frente a los agresores diarios de la piel), para proteger tu piel y la de tu bebé.

 

Otros tips para el cuidado de la piel en verano 

Existe una regla de oro para toda la familia: protege tu piel frente a los rayos UVA y UVB (incluso en la ciudad). ¿Cómo? Gracias a nuestra gama de protectores solares basada en aguacate BIO para mujeres embarazadas y piel atópica. Para optimizar la eficacia de tu protector solar, asegúrate de aplicarlo antes de ir a la playa, en todas las zonas expuestas y en capas suficientes, y vuelve a aplicarlo cada dos horas.

Otro truco clave: limpia tu piel todas las noches y después de cada baño, si es posible. Esto es fundamental para eliminar todas las impurezas que tu piel ha absorbido durante el día (sebo y transpiración, polvo, filtros solares). ¿Con qué? Con un limpiador suave con poca espuma o con una loción facial sin enjuague.

¿Y el cuidado de la piel de los niños en verano?

Recuerda que los niños también necesitan protegerse durante el recreo cuando salen al aire libre.

¿Cómo cuidar la piel de la cara de los hombres en verano? 

¡Papás! No os olvidéis que cuidar vuestra propia piel: exfoliar vuestro rostros suavemente para lograr una piel más hidratada, radiante y brillante. Las exfoliaciones son buenas durante todo el año (asegúrate de espaciarlas lo suficiente para no irritar tu piel) y son un buen tratamiento para la piel en verano. Con el calor, las células muertas se acumulan y las capas superficiales de la piel aumentan su grosor. Disfruta de este momento placentero de cuidado de la piel y logra un cutis más brillante, especialmente si después hidratas tu piel con el bálsamo multiusos.

¿Cuáles son los imprescindibles del cuidado de la piel en verano?

  • Dormir, actividad física, cuidado de la piel y, por supuesto, una dieta rica en micro- y macronutrientes como:
  • Antioxidantes, como lo que se encuentran en las frutas y verduras
  • Vitamina A, que se encuentra en las hortalizas y frutas amarillas y naranjas (puedes dárselas a tus hijos en batidos, zumos de frutas, sorbetes, gazpacho y ensaladas de colores) y en los huevos
  • Omega 3, en pescados grasos pequeños y en los aceites BIO de primera prensión en frío de linaza, colza, camelina y cáñamo
  • Vitamina C en frutas cítricas, fresas y kiwis, por ejemplo
  • Zinc en marisco, carnes magras, pipas de calabaza y lentejas
  • Minerales: magnesio en aguacate, marisco, hortalizas de hoja, cereales integrales, legumbres, etc.. También potasio (en plátanos, patatas, naranjas, aguacates, pescado, semillas oleaginosas, frutos secos, etc.)
  • Agua mineral de baja mineralización

En pocas palabras: cuando cuidas de tu piel, ¡cuidas de todo tu cuerpo!