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El sistema digestivo de tu bebé es muy inmaduro cuando nace, por eso su tránsito intestinal es muy diferente al de los niños mayores y al de los adultos. Cada bebé es distinto y la frecuencia y la forma de las deposiciones varía mucho de unos a otros, por eso, para saber si un bebé está estreñido, no hay que fijarse en el número de deposiciones que hace sino en cómo son. Decimos que un bebé está estreñido cuando hace deposiciones duras y con dolor, independientemente cuántas haga y de cada cuánto tiempo las haga.

La primera deposición que hará tu bebé se llama meconio y se producirá en las primeras 24 horas. Es de color negruzco-verdosa y su aspecto es espeso y pegajoso. Está formada por los restos del líquido amniótico que ha estado tragando cuando estaba dentro de tu útero. A partir de ahí, sus deposiciones van a ir cambiando de aspecto dependiendo de la alimentación que lleve. Si está con lactancia materna, sus deposiciones serán muy blandas o líquidas, de color amarillo oro y durante las primeras semanas su frecuencia suele coincidir con cada toma que realizan. Con lactancia artificial, suelen ser más consistentes, de color marrón, amarillo o verdoso y el número de veces que hacen deposición suele ser menor.

¿Qué es el falso estreñimiento en los bebés?

Según va creciendo tu bebé el número de deposiciones disminuye. Puede pasar de hacer deposición en cada toma, a hacer una o dos veces al día, incluso que haya días que no haga. Este cambio, te puede hacer pensar equivocadamente que tu bebé se ha estreñido. Pero aunque tu bebé lleve varios días sin hacer deposición, si no se encuentra molesto, sigue comiendo con normalidad y cuando hace deposición, su consistencia es normal, no está estreñido. Hay dos situaciones que son normales y que hacen que esto ocurra.

La primera es que su intestino cada vez está más capacitado para absorber casi todo el alimento que toma, por lo que se genera muy poco residuo para expulsar. Se conoce como falso estreñimiento, porque a pesar de hacer menos deposiciones al día, no tiene ningún trastorno del ritmo intestinal y no tienes que preocuparte ni hacer ningún cambio.

La segunda es que hay una descoordinación entre el movimiento del intestino y abrir voluntariamente el culete. Los bebés nacen con lo que se conoce como el reflejo gastrocólico que consiste en que cada vez que come, su intestino se mueve para vaciarse y hacer sitio al nuevo alimento. Al principio es involuntario, ya que no tiene capacidad para controlar ese movimiento ni para cerrar el culete. Pero entre la segunda y la octava semana, tu bebé puede apretar o relajar voluntariamente el esfinter, aunque como es lógico al principio no sabe cómo hacerlo. Cuando su intestino se mueve, aprieta la tripa pero muchas veces sin éxito. Esto hace que parezca que está molesto. Es normal que puedas interpretar que está estreñido, sin embargo, no es así. Cuando por fin hace, a veces varios días después, la caca es blanda y hace sin dolor.

¿Qué podemos hacer para ayudarle?

Si tu bebé hace deposición cada varios días, pero no está molesto y cuando hace la consistencia es blanda, no tienes que preocuparte ni hacer nada. Si tu bebé tiene un falso estreñimiento pero está molesto, le puedes ayudar dándole un masajito en la tripa, flexionándole las piernas y levantándolas hacia arriba o pasándole una toallita por el culete para estimularle. Si no es efectivo puedes estimularle con una sonda rectal o un enema de glicerina. Con introducirlo 1 centímetro suavemente será suficiente. Conseguirás aliviar las molestias y a él no le produce ningún daño ni dolor. Si lo tienes que ayudar varias veces, no tengas miedo a estar acostumbrándole a no trabajar a su intestino. Todo lo contrario, estás enseñándole y sobre todo aliviándole (por eso hay que utilizarlo en el momento en el que tu bebé esté apretando o encogiendo las piernas).

¿Cuándo debes consultar al pediatra?

Si tu bebé tiene verdadero estreñimiento y sus caquitas son duras y con dolor debes consultar con tu pediatra sobre todo si tiene menos de cuatro semanas. Tu pediatra te recomendará que debes hacer dependiendo de su edad: introducir más líquido, un laxante osmótico, cambiar de leche, microenemas de glicerina… Pero es muy importante que no le des ninguna infusión ni medicamento ni realices cambios en su alimentación por tu cuenta. Aprovechamos para recordarte que si estás con lactancia materna, tu alimentación no influye para nada sobre su estreñimiento. Sí pueden influir ciertos medicamentos que tomes.