¡Envíos gratis hasta el 30 de abril!

Ya hemos hablado en muchas ocasiones como afectan los cambios hormonales que se producen en el embarazo al resto del cuerpo. Unas veces lo hacen de forma global y otras de forma más local como en el caso de las varices vulvares que, aunque no conllevan ningún peligro, pueden ser muy incómodas e incluso dolorosas.

Las varices vulvares son dilataciones de las venas superficiales de la vulva y el periné que pueden aparecen normalmente a partir de la semana 20 y como consecuencia de los cambios que se producen en el embarazo. Son similares a las que aparecen en las piernas. A la vista parecen pequeñas protuberancias en la superficie de la vulva de color azulado. Es frecuente que solo afecten a un lado y pueden presentarse también en el recto (hemorroides).

¿Por qué aparecen en el embarazo?

Primero tienes que saber que no siempre aparecen. Al igual que las varices en piernas aparecen en el 40% de las mujeres embarazadas aproximadamente, las varices vulvares se presentan en menos del 10 % de los embarazos. Es debido a varios factores:

  • Predisposición genética. Hay un factor familiar que aumenta las probabilidades de que aparezcan, no solo en la vulva sino en las piernas también.
  • Progesterona. Es una de las hormonas principales del embarazo que se mantiene elevada durante toda la gestación. Uno de sus efectos es que los vasos sanguíneos se dilatan por lo que la circulación de retorno va más lenta y favorece la retención de líquidos y la aparición de varices.
  • Aumento de peso. Cuanto más crece tu bebé, más presión produce y más se dificulta el retorno venoso al corazón.
  • Aumento de flujo sanguíneo en el útero y la vagina que se une a los cambios en la composición que se producen en la sangre.

Además, las varices vulvares no siempre presentan síntomas, aunque según avanza el embarazo es normal que aparezcan molestias porque cada vez se van congestionando más y aumentando de tamaño. Por eso, dependiendo del trimestre en el que estés sentirás desde una pequeña molestia, pesadez, hinchazón, presión, picor hasta incluso dolor.

En cuanto al tratamiento, aclarar que no va enfocado a eliminar las varices que no es posible durante el embarazo, sino más bien a disminuir las molestias que producen. Dependiendo de los síntomas se recomiendan desde medidas higienico- dietéticas hasta fármacos flebotónicos que te tiene que recetar tu médico o ginecólogo.

¿Pueden afectar al parto?

No. Es normal sobre todo si son dolorosas o grandes que te preocupe si van a afectar a un parto vaginal. Pero la realidad es que no, el parto se puede desarrollar sin ningún problema. Solo si hubiese que hacer una episiotomía, quien te atienda en el parto evitará la zona afectada.

¿Se pueden prevenir?

Como ya os he dicho al principio hay un factor genético y hormonal que no podemos eliminar y no siempre se van a poder prevenir, pero lo que sí se puede es actuar sobre el resto de los factores que influyen en su aparición, como son los siguientes:

  • No uses ropa apretada, especialmente la que comprima las ingles.
  • No uses tacones altos.
  • Mantente activa, andando o con cualquier actividad que favorezca la circulación de retorno como la natación.
  • Realiza ejercicios circulatorios moviendo los tobillos hacía adelante y hacia a tras, y girándolos hacia ambos lados dos veces al día.
  • Mantén las piernas elevadas siempre que puedas.
  • Utiliza la pelota suiza para sentarte cuando te sea posible. Haz círculos con la pelvis hacia un lado y otro. Disminuirás la presión que ejerce tu bebé en la zona lo que aliviará las molestias.
  • Evita estar de pie periodos prolongados. Si no tienes más remedio alterna el peso de una pierna a otra.
  • Duerme de lado especialmente en el último trimestre para evitar el síndrome de hipotensión supino.
  • Controla el peso. Como es lógico cuanto mayor incremento de peso tengas, mayor presión tendrás en la zona.
  • Evita el calor y las exposiciones al sol ya que los vasos sanguíneos se dilatan más.
  • No te depiles las ingles con cera.
  • Aplica frio local te calmará. Termina la ducha con un chorro de agua frio y aplícate después un masaje ascendente desde los tobillos hacia la cadera.

Las varices como otros cambios del embarazo pueden ser molestas e incómodas, pero por norma general, mejoran bastante después del parto, aunque no desaparecen del todo. Y si tienes cualquier pregunta, no dudes en consultar con tu matrona.