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Algunos padres se preguntan si es normal que su bebé recién nacido tenga un abultamiento de las glándulas mamarias y en algunos casos segregen algunas gotas parecidas a la leche.

¿Hay que preocuparse por la intumescencia mamaria?

Son situaciones que puede darse en un bebé unos días después del nacimiento, sea niño o niña. Se deben a que sus glándulas mamarias están estimuladas por los estrógenos que han recibido de la madre. Cuando esto ocurre suele durar alrededor de dos semanas y va desapareciendo a medida que el bebé va eliminando las hormonas maternas y el nivel estrogénico desciende.

Si además del abultamiento se produce salida de un líquido blanquecino, similar a la leche, se trata de la galactorrea del recién nacido, que se conoce también como “leche de brujas”. Esta expresión deriva de antiguas creencias populares que, a falta de explicación científica, la considerarían como un mal provocado por hechizos y conjuros malignos. Se temía a las brujas medievales, entre otras muchas cosas, por los daños que podían ocasionar a los recién nacidos.

Si le sucede a vuestro bebé no debéis asustaros. Por supuesto, porque nada tiene que ver con artes de malas brujas, pero tampoco porque signifique que lo que le ocurre sea anormal. Tomadlo como algo temporal que no precisa ningún tratamiento, aunque sí buenas medidas higiénicas. Mantened siempre bien limpia la zona, lavando y secando con suavidad para evitar que se irrite. Frotar y hacer manipulaciones es contraproducente y puede dar lugar a complicaciones.

No debéis realizarle masaje en las mamas, y mucho menos presionar los pezones para tratar de extraer la secreción. Hacerlo implica el riesgo de provocarle una mastitis. Si se manipula el abultamiento puede convertirse en una verdadera inflamación, además de abrir la puerta a la entrada de gérmenes y producir una infección.

¿Cómo distinguir lo que es normal de lo que no lo es?

El proceso normal no ocasiona dolor al bebé y tiende a resolverse espontáneamente en poco tiempo. Pero si notáis, que además de abultadas, están enrojecidas, más calientes de lo normal y que acusa dolor cuando se las tocáis, se trata ya de una inflamación. En ese caso debéis acudir al pediatra para que valore la situación.