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Durante el transcurso de la lactancia, tu bebé pasará por situaciones en las que las tomas no sean ni tan regulares ni tan tranquilas como de costumbre. Es lo que llamamos crisis de la lactancia. Suele ocurrir a edades similares, por eso, si las conoces, estarás más preparada y podrás sobrellevarlas mejor.

¿Qué son las crisis de lactancia?

Las crisis de lactancia son situaciones en las que el comportamiento de tu bebé al pecho cambia. Puede que esté más inquieto, que quiera mamar continuamente, que llore más, que duerma menos, que se distraiga con cualquier ruido, que se agarre al pecho y lo estire, que lo suelte... Es fácil que esto te desconcierte y empieces a pensar que algo va mal, que no tienes suficiente leche y que tu bebé se queda con hambre.

Nada más lejos de la realidad. Lo que ocurre es totalmente normal. La causa es que hay un desajuste entre la leche que tu bebé quiere tomar y la que estás produciendo. Algo normal si tu bebé está creciendo y desarrollándose correctamente. Y como sabe que es el único capaz de regular y ajustar la cantidad de leche a sus necesidades, cuando no está satisfecho, cambia su comportamiento para solucionarlo.

La crisis de la lactancia es algo normal en el desarrollo del bebé

¿Cuántas crisis hay y por qué?

La primera crisis llega a los 15 días. Tu bebé ha crecido y como cualquier bebé cuando crece, necesita comer más. Por eso, aumenta su demanda de manera que, o bien no quiere soltar el pecho, o bien quiere mamar cada media hora. Solo está tranquilo mamando. Es la única manera que tiene de aumentar la cantidad de leche, y él lo sabe. Por eso, se pegará literalmente a tu pecho durante 2-3 días, hasta que consiga la cantidad que le deje satisfecho.

La segunda crisis llega al mes y medio. Tu bebé parece que está incómodo con tu pecho: lo agarra, lo estira, lo suelta, arquea la espalda, estira las piernas… El sistema digestivo de tu bebé ha madurado y tu leche cambia para adaptarse, pero al hacerlo cambia de sabor y eso es lo que hace que algunos bebes se comporten así. Cuando se acostumbre al nuevo sabor, todo volverá a la normalidad.

La tercera crisis se produce a los tres meses. Tu bebé comienza hacer tomas bastante más cortas de lo habitual, suelta el pecho con cualquier ruido o movimiento, se enfada si se lo ofreces muy a menudo... Todo es debido a que tiene mucha más fuerza y destreza para succionar, por lo que en muy pocos minutos es capaz de vaciar el pecho. Come más cantidad pero en menos tiempo. También, coincide con el desarrollo de su capacidad auditiva y visual, que hace que todo lo que se mueva o suene le llame poderosamente la atención. Si a esto, le sumas que tus pechos están más blandos debido a que empiezas a producir leche solo cuando tu bebé lo pide (concretamente a los dos minutos de comenzar a succionar), la situación puede llegar a ser desconcertante, tensa y agotadora.

¿Cuánto duran las crisis?

Si haces caso a tu bebé y le pones al pecho lo que pida y cuando lo pida, las crisis se solucionan en dos o tres días, excepto la crisis de los tres meses, que suele durar más. Algunas mujeres dejan de dar el pecho en este momento para iniciar la lactancia mixta o abandonar la lactancia materna del todo por miedo a que sus bebés no estén bien alimentados, pero confía y déjate llevar por tu instinto maternal y verás como de la misma forma que vienen, se van.

¿Qué puedo hacer en las crisis?

  1. Deja a tu bebé que mame todo el tiempo que quiera, sin miedo. Pero, si no quiere, no le fuerces a mamar.
  2. Pide ayuda a tu pareja o familiares con las tareas domésticas para que puedas dedicarte exclusivamente a la lactancia y a descansar mientras dure la crisis.
  3. No le des suplementos de leche artificial.
  4. Si se distrae en las tomas, procura hacerlas en la intimidad, con luz tenue y sin mucho ruido.

Nunca dudes sobre tu capacidad para amamantar. Parece sencillo, pero cuando hay dificultades, es lo primero que se piensa. No pierdas la confianza en ti.

Busca un grupo de apoyo a la lactancia: ver a otras mamás en tu situación, te ayuda a normalizarlo y te servirá de refuerzo.

Cada crisis es un desafío para la lactancia materna. No todos los días son fáciles, pero con la información adecuada y una buena dosis de paciencia, serás capaz de continuar dándole a tú bebé uno de los mejores regalos: tu leche.