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Muchas veces por día, tu bebé necesita un aseo rápido, como complemento del baño cotidiano: por la mañana al despertarse, por la noche antes de dormir, luego de cada comida y en cualquier momento del día, al…

Hábitos de higiene esenciales

Antes de comenzar:

Ten el hábito de lavarte siempre las manos y de utilizar únicamente productos especialmente adaptados a la piel delicada de tu bebé.

Los ojos:

Humecta un algodón o una compresa estéril con suero fisiológico y pásalo delicadamente sobre los párpados y alrededor del ojo. Cambia de algodón para limpiar el otro ojo.

Las orejas:

Haz un pequeño carrete enrollando un pedazo de algodón entre tus dedos. Limpia únicamente el pabellón exterior, para evitar la formación de tapones de cerilla. Evita los cotonetes, que pueden irritar o incluso lastimar a tu bebé.

La nariz:

Haz lo mismo que para las orejas: una pajilla de algodón humedecida en suero fisiológico y limpia suavemente la narina. Cambia de algodón para limpiar la otra narina.

La cara:

Límpiala las veces que sea necesario durante el día, sin olvidar limpiar la parte trasera de las orejas, donde suelen acumularse impurezas. De preferencia, usa una solución limpiadora que no necesite enjuagarse o una loción limpiadora con un algodón, que puedas enjuagar con agua de tocador.

El cabello:

Peina el cabello de tu bebé con un cepillo suave especial para bebé.

Las uñas:

Espera al menos un mes antes de cortar las uñas de tu hijo por primera vez. Antes de eso, las uñas son muy frágiles y pueden romperse. Luego, corta las uñas de tu bebé regularmente con un par de tijeras de punta redonda. Escoge un momento de tranquilidad, sostiene su mano o su pie y háblale con dulzura, para que esté relajado mientras le cortas las uñas. Ten cuidado de no cortarlas demasiado, para evitar que se produzcan infecciones en el contorno de la uña.

El cambio del pañal:

Realiza una limpieza minuciosa, especialmente en los pliegues donde la maceración puede provocar irritaciones. Puedes utilizar toallitas especiales para las pompis, una solución limpiadora sin enjuague o una loción limpiadora. Seca delicadamente la piel de tu bebé antes de colocarle el pañal.

El cordón umbilical:

Luego del nacimiento, debes cuidar el cordón umbilical de tu bebé hasta que se caiga por sí solo, al cabo de una semana o diez días. Desinféctalo todos los días para evitar cualquier riesgo de infección, empapando una compresa estéril con un antiséptico. Seca enseguida cuidadosamente con una compresa limpia.

Las manos:

Ten siempre toallitas limpiadoras y refrescantes para limpiar las manos de tu bebé al salir de paseo, antes de comer o en el coche. Vaporiza en su ropita o en su cuero cabelludo algunas gotas de agua de tocador sin alcohol, especial para bebé, para perfumarlo suavemente. También servirá para estimular su sentido del olfato.