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Si estás preparando la ropa para tu futuro bebé o si acabas de tener uno, puede que no sepas con qué cantidad de ropa vestirle, qué tipo de prendas son las mejores o cómo estar segura de que está bien abrigado. A continuación, respondemos a estas preguntas para que tu bebé vaya perfectamente abrigado en invierno.

Hasta los tres meses, a los recién nacidos les cuesta regular su temperatura corporal y pierden calor fácilmente. Tienen poca grasa y además se mueven poco. Por eso, como norma general, deben llevar una prenda más de ropa de la que tú llevarías.

Es cierto que en otoño y en invierno hay más cambios de temperatura y por tanto cuesta más elegir la cantidad de ropa que ponerles. En este caso no es aconsejable abrigarle demasiado, pero a la vez hay que evitar que pase frío.

Los cambios bruscos de temperatura no son buenos para tu recién nacido. Así que lo mejor es que pienses qué actividad vas realizar y cuánto tiempo durará, si vas a estar en lugares cerrados con calefacción o al aire libre. En ambos ambientes, deberás ponerle una prenda de abrigo que le puedas quitar fácilmente, de tal manera que mantenga siempre la misma temperatura.

También hay que evitar que se enfríe al cambiarle de pañal. Para que sea rápido, elige pantalones con abertura entre las piernas o elásticos en la cintura y evita los monos enteros.

Si vas a estar al aire libre y la temperatura es baja deberás ponerle un gorro. Si hace viento puedes poner el protector de lluvia del carrito para protegerle.

¿Cómo vestirle para dormir?

A la hora de dormir lo mejor es que la habitación esté a unos 20-22 ºC, máximo y vestir al bebé con body y pijama, además de taparlo con una manta. Aunque el pijama le cubra los pies, déjale puestos los calcetines para que los mantenga calientes, ya que las extremidades se enfrían primero. Los pijamas polares y los sacos no son prácticos en el recién nacido. Mientras tu bebé se despierte varias veces a comer por la noche, es más práctico una manta, ya que se la puedes poner o quitar sin despertarle al cogerle, al darle el pecho o al acostarle.

¿Cómo saber si está bien abrigado?

Si tienes dudas sobre si tu bebé está demasiado abrigado o, por el contrario, si está pasando frío, debes comprobar su temperatura corporal. Para ello, te recomiendo que le toques la nuca, ya que es más seguro que si lo compruebas tocándole las manos, que muchas veces están frías, porque se las chupan y porque se enfrían antes que el cuerpo. Si está sudando por la parte del cuello, debes quitarle alguna prenda, mientras que si está fría añádele otra más.

¿Qué tipo de ropa es la más conveniente en invierno?

Lo más práctico son los bodies, de manga corta o larga, pues te asegurarás de que su tripa y su espalda no se queden al descubierto con sus movimientos. Como están en contacto con su piel, deben ser de algodón, ya que la dejan transpirar, absorben el sudor y no provocan alergias (los tejidos sintéticos pueden irritarla). No debe apretarle en los muslos, pero tampoco es conveniente que le quede muy suelto.

El resto de la ropa debe ser amplia y provista de aberturas para que tu bebé se sienta cómodo y a la vez sea fácil de cambiar en cualquier lugar o situación. Los mejores tejidos son el algodón, la lana, el polar o el terciopelo. No olvides que la ropa de lana no debería estar en contacto directo con su piel, solo encima de alguna prenda de algodón.

Te aconsejamos que evites el uso de botones o imperdibles, que puedan desprenderse y cremalleras que puedan arañar la delicada piel de tu bebé. Además, es muy importante que quites todas las etiquetas, para evitar que le rocen ni le molesten.

También es imprescindible que no olvides lavar toda la ropa del bebé antes de usarla para quitarle el apresto. ¿Qué quiere decir esto? Como su piel es muy delicada y aún no desempeña su función de barrera protectora, tienes que evitar el uso de detergentes, suavizantes y lejías por lo menos hasta los seis meses de edad. Antes de estrenarlas, es recomendable que las laves con jabón especial para pieles delicadas o para bebés. Puedes usar la lavadora y la secadora sin problemas.

Recuerda que si tú sientes calor o frío, tu bebé tendrá la misma sensación y no te lo podrá decir. Comprueba su temperatura corporal y adapta la cantidad de ropa al ambiente en el que estés.